"Pero yo os digo: no resistáis al que es malo; antes bien, a cualquiera que te abofetee en la mejilla derecha, vuélvele también la otra", Mateo 5:39.
No hay lugar para el rencor, no hay deseos de mal ajeno, sólo nuestro silencio ante su presencia, y esa queridos cofrades, siempre será nuestra otra mejilla.
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