Como íbamos diciendo, el verano es tiempo de descanso, de vacaciones y de letargo .
Tiempo de reflexión y de retomar fuerzas para comenzar de nuevo.
Pero para otros, entre los que me incluyo, es tiempo de anhelo y espera interminable.
Es tiempo de respirar profundamente al pasar por tu puerta y de sentir que el corazón se acelera con cada domingo que tachamos del calendario.
"Ya se mueve la máquina" dicen los sabios del lugar. Y afortunadamente se mueve, vaya si se mueve...Como no se va a mover , si tiene la mejor fuerza impulsora que nunca existió: la Fe. Una Fe que mueve montañas, pero que aquí son riscos de flores sacados de un sueño.
Ya estamos aquí Madre, aunque en realidad tu sabes que nunca nos hemos ido.
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