Esas no son las formas. El respeto se consigue con el respeto, el cuál comienza por convivir en armonía. No se puede obligar al ateo a creer, pero tampoco se puede obligar al creyente a ateizarse.
Vaya desde aquí nuestra más firme repulsa a éstas malas acciones y el mayor de los apoyos a la Hermandad de la Santa Cena Sacramental , rogándole a la Virgen de la Victoria que ilumine el camino de aquellos que tratan de perjudicar al prójimo.
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