Tres años de espera, dos Jueves Santos pasados por agua, no podía llegar un tercero. Y tras todo éste tiempo emocionándonos hasta las lágrimas cada vez que escuchábamos su marcha tras otras titulares, mi hermandad tuvo su premio. Una Estación de Penitencia brillante en la que Ella , María Santísima de la Concepción, se ponía en la calle a los sones de "Concha" de Victor Ferrer, no había otra manera posible de hacerlo. Granada la necesitaba.
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